Woody Allen, vestido para la ocasión

 

 

 


Tengo dos libros firmados (en persona) por el mismísimo Woody Allen, Cuentos sin plumas (que recoge todos sus cuentos) y Como acabar de una vez por todas con la cultura, que se incluye en el volumen anterior. Claro que tengo dos hijos, lo que explica la repetición, que puede ser “tripitición” (está mal dicho, pero se enciende), ya que, en mi biblioteca, estaba la edición de 1974 de “Cómo acabar…” que había comprado  tras ver Bananas. Eran los días en que Román Gubern se refería a Allen como ”la gran revelación del cine cómico americano”. Creo que vi todas sus películas hasta 1980: Toma el dinero y corre, Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero no se atrevió a preguntar, El dormilón, Annie Hall, Manhattan. A través de ellas, podía seguirse su evolución como cineasta (y esto era algo raro, al menos para mi). ¿Qué pasó entonces? Cambié de trabajó, me casé, llegó el primer hijo,…vivía a uno hora larga de Bilbao. De esta forma era difícil ir al cine y fácil el perderme (entonces) películas como la Rosa púrpura del Cairo o Hanna y sus hermanas. Hoy, por cierto, gracias a plataformas como Filmin puedo recuperar toda la filmografía de quien ha acabado convirtiéndose en una referencia obligada en el “séptimo arte”.

Uno podía leer, claro, sus guiones (están casi todos publicados), pero, me pasa como con el teatro, me cuesta mucho leer las historias en forma de guion. Necesitas una concentración diferente a la del texto corrido. Eso sí: una vez que coges el tranquillo disfrutas la experiencia. Me pasó con los guiones de  Paul Auster, por ejemplo.


Con Zero Mostel

Woody Allen es un humorista/actor/cineasta judío. Como lo eran los hermanos Marx, Billy Wilder, Jerry Lewis, Walter Mathau, Mel Brooks, Zero Mostel, Gene Wilder,  Danny Kaye, Nora Ephron, Daniel Ravinovich-Marcos Mundstock (Les Luthiers),..

Mauricio Bach resaltaba en un artículo que “si hay un personaje que representa el paradigma del tema (humor judío) es Woody Allen. Sus películas están plagadas de madres posesivas, hermanas ortodoxas, histriónicas reuniones familiares, pesadillas con rabinos, detalles sobre las costumbres de la comunidad… Algunas obras son especialmente significativas: Annie Hall fue la primera en que abordó su identidad judía de forma explícita, Días de radio es un emotivo retrato familiar a partir de sus recuerdos, en Broadway Danny Rose interpreta a un inepto agente de artistas de variedades, en su episodio de Historias de Nueva York trazó el retrato definitivo de la madre judía dominadora, y películas como Hannah y sus hermanasDelitos y faltas Desmontando a Harry rebosan de referencias (La Vanguardia, 29-04-2023).

 


Aquel que no perezca por la espada o por el hambre, perecerá por la peste, entonces, ¿para qué afeitarse?

-        Normas y proverbios.

El mismo paradigma que resalta Bach para en cine, aparece en sus cuentos. En estos, además, se repiten sus obsesiones: Dios, la muerte, el amor y el sexo.

Como como ocurre con algunas de sus películas, las tramas de sus cuentos pueden parecer anárquicas, pero lo que cuenta es lo importante: explicar su visión del Tercer Reich a través del barbero de Hitler es simplemente genial.

No sólo no hay Dios, sino que ¡intenta conseguir un electricista en un fin de semana!

-        Aforismos

 

Hay que leer

Woody Allen, Cuentos sin plumas, Barcelona (2005): Tusquets.

Woody Allen, Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, Barcelona (2007): Tusquets.

Woddy Allen, Gravedad cero, Madrid (2023). Alianza.

María Adell/Paul Llavador, El Nueva York de las películas de Woody Allen, Barcelona (2010). Electa.

Ricardo Silva Romero, Woody Allen. Incómodo en el mundo, Bogotá (2005): Panamericana.

Hay que ver

Todas sus películas y el documental “Woody Allen: el documental” de Robert Weiden,

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