CULTURA A PESAR DE TODO




¿Por dónde empezar? Busquemos una definición razonable. A mí, me gusta aquella que dice que es el arte de cultivar el alma y la mente. Los diccionarios dicen, claro, otra cosa. Por ejemplo: “Conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo” o “Conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.”


Para un antropólogo, que afina más, cultura es el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida, socialmente adquirido, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir y actuar (es decir, su conducta). Algunos antropólogos, empero, restringen el significado de “cultura” exclusivamente a las reglas mentales para actuar y hablar compartidas por los miembros de una determinada sociedad. Estiman que estas reglas constituyen una especie de gramática de la conducta y consideran las acciones como fenómenos de índole “social” más que “cultural”.


Dietrich Schwanitz sentencia que “una cultura es el conjunto de historias que da cohesión a una sociedad. Entre ellas están también los relatos sobre los propios orígenes, esto es, la biografía de una sociedad (la descripción de su vida), que le dice lo que es”. Es cierto que, como recuerda Levi-Strauss, difieren los métodos del antropólogo y del historiador. Claro que educación y cultura no son necesariamente sinónimos.
En todo esto, sin embargo, hay un elemento esencial si el cual no se explicaría la cultura: el hombre. Eso sí, sin olvidar, como señala Máx Horkheimer, que la sociedad influye en el individuo desde el mismo día de su nacimiento sino antes.



Tras los primeros pasos, una posibilidad sería a la de recurrir al bueno de Federico Engels que estableció los estadios prehistóricos de la cultura: el salvajismo y la barbarie, cada uno con sus respectivos estados. Engels sería lo lógico en otra situación, pero, ¿sirve para este curso?. Creo que no. Es muchísimo más recomendable la Crónica del Pleistoceno o lo que no contó Engels en El origen de la familia, de la propiedad privada y del estado. Su autor, Roy Lewis, no es un filósofo: es un periodista al que un día se le ocurrió pedir al célebre antropólogo Louis Leakey que le explicase el significado de unas pinturas rupestres prehistóricas.




Para ayudarnos un poco, Lewis ha puesto nombre a los homínidos que aparecen en su obra: Eduardo, la Tía Mildred o el Tío Vanya que se pasaba la vida yendo y viniendo. Por cierto Tío Vanya es también el título del drama de Antón Chejov (que se estrenó en 1900 bajo la dirección de Konstantin Stanislavsky, el del método, nada menos). La Crónica de mi colega, además, nos ayuda a ver de forma diferente las primeras escenas de 2001: Una odisea en el espacio porque, entre otras cosas, una acabará preguntándose cuál de los monos es el Tío Vanya.

En la película, Stanley Kubrick (con ayuda de Arthur S. Clerk) nos guía por el recorrido del proceso de hominización en el cuaternario para concluir en una nueva fase de la futura evolución biológica del hombre. Evolucionado ya biológicamente (o casi), el propio Kubrick nos lo vuelve a mostrar en La Naranja Mecánica, la película basada en la obra homónima de Anthony Burguess. Hoy, ambos filmes “de culto” (que miedo me da cuando alguien dice que algo es “de culto”). Román Gubern, que sabe algo de esto, se refiere a La Odisea como "la muy considerable contribución de S.K. al cine moderno" y a La Naranja, como "espléndida fábula moral acerca del la violencia en el mundo moderno".


Dietrich Schwanitz, a quien he citado un poco más arriba, asegura que los dos textos fundamentales de la cultura europea son la Biblia hebrea (la Torah) y la doble epopeya griega de la invasión de Troya -Iliada y Odisea-. El autor de estos dos poemas épicos es Homero; el de la Biblia, Dios: “Ambos autores tienen rasgos mitológicos- resalta Schwanitz-: Homero no podía ver; Dios no podía ser visto -estaba prohibido hacerse una imagen de él-“. Son ganas de complicar las cosas. Y más si sumamos el hecho que ambos autores son formalmente asiáticos. Pero, lo dicho. estamos hablando de cultura europea y, para entonces (y mucho antes), los sumerios ya nos habían dejado el Poema de Gilgamesh y, en China aparecen los primeros testimonios literarios grabados en caparazones de tortugas en los días de la dinastía Shang. Le siguió la dinastía Chou. De este periodo (1000 al 600 aC) son los cantos amorosos, mitológicos, históricos, costumbristas y religiosos que conforman el "Libro de los cantos" constituyen el conjunto de poemas más antiguo de la civilización china y, por ende, uno de los más antiguos de la Humanidad. Todo esto sin olvidar a Confucio y a su lucha por la felicidad humana. Del siglo III aC es Mahabharata hindú.


Johannes Gütemberg


Eso sí, los textos citados tardaron siglos antes de convertirse en fundamentales para la cultura. Para ello debieron producirse al menos dos hechos fundamentales: por lado, la invención de la imprenta por Johannes Gütemberg en 1444. La imprenta posibilitó que se difundieran masivamente los textos de la Antigüedad clásica que los humanistas habían descubierto. Por otro, los reformadores -Lutero, Calvino, Tyndale- impulsan la traducción de la Biblia del latín a las lenguas vernáculas. Así, la primera traducción completa de la Biblia al castellano fue la de Casiodoro de Reina y se publicó en Basilea, Suiza (donde se había exiliado por su condición de protestante) en 1569. Dos años más tarde; Joanes Leizarraga, protestante asimismo, publicó en La Rochelle el Nuevo Testamento en euskera (traducido dos años antes).


Marshall McLuhan


Mientras que los homínidos de Kubrick iniciaban su odisea a pesar de que el Tio Vaynia, no muy conforme con su condición de homo sapiens, quería volver a subirse a los árboles -a fin de cuentas él era un primate de pura cepa-, surgió el homo typographicos que habitará en la galaxia Gutemberg, que había sido descubierta en el siglo XV. De esta galaxia concreta aprendí bastante gracias a un filósofo canadiense que leía en mis tiempos en la Universidad, Marshall McLuhan que nos dejó, precisamente, su Galaxia Güterberg. Génesis de ‘Homo typographicos’. Aquí analiza la transición desde “el mundo mágico del oído al mundo neutro de lo visual”.


Por cierto, hay un dato que no podemos obviar: El mundo antes de la imprenta era analfabeto. Muy pocos sabían leer y escribir. Ni siquiera los poderosos que tenían a alguien que les leyese. Comenzó un largo proceso de alfabetización (que aún no ha concluido). En este camino, mantenía McLuhan, era posible que la esquizofrenia fuese una consecuencia necesaria de la alfabetización. Es importante complementar la Galaxia con Guerra y paz en la aldea global que publicó en colaboración con Quentin Fiore y Jerome Agel y quizá con la revisión de Annie Hall de Woody Allen, película en la que aparece McLuhan haciendo de si mismo. Aunque este último no conoció internet parecía intuir lo que venía cuando incluyó en su Guerra y paz... una viñeta en la que un niño decía a su madre “Cuando crezca voy a ser ordenador”.


En fin, ya tenemos una pequeña base para comenzar adentrarnos en la Cultura. O, por lo menos, habremos podido volver a ver tres películas "de culto" y leer varios buenos libros. O escuchar la versión de de Así habló Zaratustra, de Richard Strauss. Todo ello sigue siendo un ejercicio más que recomendable.

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