CÉSAIRE, AIMÉE
Partir.
Así como hay hombres-hiena y hombres-pantera,
yo seré un hombre-judío,
un hombre cafre un hombre-hindú-de-Calcuta
un-hombre-Harlem-sin-derecho-a-voto
El hombre-hambre, el-hombre -insulto, el hombre-tortura
se le podría prender en cualquier momento,
molerlo a golpes-matarlo por completo
sin tener que rendirle cuentas a nadie.
- A. Cesaire
De Aimé Césaire, tengo la edición mexicana su Cuaderno
del retorno al país natal, un poemario que aún consigue
conmoverme. En su día André Bretón, tras leer el Cuaderno, se refirió a su autor
como una de las voces más importantes de la poesía francesa de vanguardia. En 1948
escribió otro de sus grandes poemarios, Soleil cou-coupé. Según el poeta y
ensayista Derek Walcott , "Césaire ve en el
Nuevo Mundo la evidencia de humillaciones pasadas y la necesidad de un orden
nuevo; sin embargo, su obra, como toda alta poesía, se basa en
el misterio de esta redención, no en una dialéctica precisa
que pudiera ser entendida a través de claves políticas".
Con todas sus fuerzas chocan
el sol y la luna
las estrellas caen para atestiguar
la moral con una carga de nervios grises
no tengas temor atiende a las crecidas aguas
que desbordan el límite de los espejos
han salpicado el lodo en mis ojos
y veo yo veo terriblemente
veo en todas las montañas
en todas las islas
que no queda nada más que algunos
malditos colmillos de la impenitente saliva del mar
Aimé Césaire (Basse-Pointe, Martinica, 1912-2008) era hijo de un profesor y de una
costurera. Su abuelo fué el primer profesor negro de la isla y su abuela, que sabía leer y
escribir, alfabetizó a sus nietos cuando eran muy pequeños. Aimé consiguió una beca para
estudiar en París y allí conoció al poeta senegalés Léopold Sédar Senghor, que luego
llegaría a ser presidente de su país. Los dos fueron muy amigos hasta
la muerte de Senghor. En la capital francesa, en contacto con estudiantes
africanos, descubrió que en el fondo de su alma, era un africano y tenía algo en común con compañeros negros de
otros países. En 1934 fundó, junto con otros estudiantes antillanos y Senghor, la revista «El estudiante
africano», en la que aparece por primera vez el término «negritud», y comenzó a publicar
poesía. Ese concepto, acuñado por Aimé, se basa en el rechazo de la política de asimilación colonial
francesa y en el fomento de la cultura africana, despreciada por puro racismo.
Al acabar sus estudios, regresó a la Martinica para dar clases en
el mismo liceo que su padre y desarrolló una carrera política que le
llevó a ser alcalde de Fort-de-France y diputado.
Césaire también escribió teatro, con los mismos presupuestos polémicos y estéticos. En su
pieza La tragedia del rey Christophe (1963) analiza la historia haitiana
con una mirada épica y universal, como si tratara de la tragedia de todas las revoluciones.
En Une Saison au Congo (1966) puso en escena el drama político de África en los años sesenta.
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