CAMUS, ALBERT
Según el Inventario de la FNAC y Le Monde que comenta Beigbeder, la lista la abre "El Extranjero", de Albert Camus. ¡Cachis! Tras el cambio de casa y el imprescindible aligeramiento de estanterías, me quedé con "La Peste" y "El mito de Sísifo". Pues a encargar "El Extranjero" que te llega de un día para otro. Además tengo que (volver a) conseguir la biografía que escribió Olivier Todd y que está agotadísima.
Abert Camus
Así que estoy con Camus. Beigbeder
sentencia: "El humanismo amable de Albert Camus puede llegara cansar,
pero nunca su afiliada escritura".
Mientras llegaba “El Extranjero”
decidí hacer apetito con el Camus que tenía más a mano. O sea, “La Peste”.
Volvió a atraparme. Lo leí en dos viajes de autobús y un poco más. No podía
imaginar que el tema adquiriría , todo su sentido (y actualidad) con la
pandemia del coronavirus.
Había una tradición en mi casa (y en
muchas otras) de leer en el baño. No es nada original, claro. Hemingway tenía
una pequeña biblioteca junto al retrete. La lectura en el excusado se convirtió
en una medida de tiempo: “Ese libro se lee fácil: lo he leído en tres sentadas”
O sea, en tres cagadas. Tratando, como estamos, el tema “Camus” no parece
absurdo, y es que, como recuerda Albert Lladó, el escritor que nos ocupa “entiende
el devenir como un absurdo”. ¿No resulta absurdo cultivarte mientras
defecas?
“Lo único que no resulta absurdo -insiste Beigbeder- es el estilo que inventó”. Camus escribe con frases cortas (“sujeto, verbo, complemento directo, punto”, escribió Malraux en su informe de lectura al editor. “Esa escritura seca, de pretérito perfecto, que tanto ha influido a todos los autores de la mitad del siglo XX”.
Lo que no dice Beigbeder es que el
de Camus es el auténtico estilo periodístico. El de los periodistas de oficio.
El de Indro Montanelli, el de Peter Preston, el de Aldolph Ochs, Álvaro
Cunqueiro, Miguel Delibes, … Nada que ver con los estilos insufribles de Juan
Cruz o Arturo Pérez Reverte que se pasan la vida marcando diferencias con los
del viejo oficio. El periodismo era un oficio -más o menos respetable-
hasta que Victoriano Fernández Asís y Emilio Romero se empeñaron en convertirlo
en profesión para regocijo de los sociólogos. Hay una escena de la
película “También somos seres humanos” de William Wellman en la que la
que algunos colegas comunican al corresponsal de guerra coprotagonista del film
que le han concedido el Premio Pulitzer: “Lamento informarle señor Pike que ha
dejado de ser periodista, ahora es usted escritor. Ahora va a ser usted famoso
“. Los periodistas, en general, preferimos ser eso, periodistas, no
escritores... ni famosos.
El cartero trajo el libro. Es la
edición de 2019 con la conocida traducción de Ángel Valente que, a decir de un
redactor de El País, “es de una excelente fidelidad a Camus pero a la
vez está plagada de las resonancias líricas del poeta”. ¿Seguro? Su colega de Abc
zanja lo de la traducción con una escueta “pulida y sobria”. Yo no soy capaz de
escuchar lo de las “resonancias”. Por el contrario, sí me llamó la atención la
traducción de “La peste” que resultó ser de Rosa Chacel, nada menos.
Otras traductoras de Camus han sido Victoria Ocampo o Aurora Bernárdez (la que
fue esposa de Julio Cortázar). El arranque del texto marcará la historia (y su
desenlace):
“Hoy mamá ha muerto. O tal vez
ayer, no sé. He recibido un telegrama del asilo: ‘Madre fallecida. Entierro
mañana. Sentido pésame’. Nada quiere decir. Tal vez fue ayer”.
Este es un libro -a pesar de su
extensión: 124 páginas en letra grande, en la edición de Gallimard, o 128 en la
de Alianza- que no se puede leer en el excusado. Necesitas un lápiz para subrayar.
Cuenta la historia de Meursault, un individuo desplazado al que todo le
resbala: su madre muere -le resbala-; mata a un árabe en una playa argelina -le
da lo mismo-; es condenado a muerte -ni siquiera se defiende-. Beigbeder nos
recuerda que las primeras que las famosas primeras frases del libro ya lo dicen
todo: “Hoy, mamá ha muerto. O tal vez ayer, no sé” ¡El tío ni siquiera
sabe el día en que murió su madre! “Hay algo -señala el crítico- de
lo que nunca nos damos cuenta: todos los grandes perdedores, los asesinos
perdidos, los antihéroes que está de vuelta de todo de la literatura
contemporánea son herederos de Mersault”. Ante esto, parece clara la
opción: dediquemos un tiempo a conocer a nuestro hombre.
“En tiempos en los que la libertad y
la honestidad no eran la opción más fácil. Tuvo la rara virtud de enfrentarse a
los grandes bloques ideológicos de su época y de escoger, política y
estéticamente, lo que dictó su conciencia. Visto con perspectiva, acertó casi
siempre” (Letras Libres, Sobre Camus).
"Cada vez que un hombre
en el mundo es encadenado, nosotros estamos encadenados a él. La libertad debe
ser para todos o para nadie".
- Albert Camus
Albert Camus, La Peste,
Barcelona (1981): Edhasa, 240, pp.
Albert Camus, El extranjero, Madrid
(2019): Alianza Editorial, 122 pp.
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